domingo, 29 de mayo de 2011

Hija mía... de verdad... ¡qué mal están los tiempos!

Hija mía de verdad,
¡que mal están los tiempos!
nos quitan las pensiones,
nos suben los precios,
nos quitan el tabaco
y nos bajan los sueldos.
¡Hija mía que castigo!
¡¿y lo del euribor?!
que no se yo que será,
pero que quieres que te diga, niña,
a mí me suena muy mal.

Pero bueno a lo que iba,
que España está en la ruina,
menos mal
que el inútil este no se vuelve a presentar,
aunque con todo mi cariño te digo
que tenía mucho talante, y mas cojones que mi difunto marido
¡Porque a mi ni mi pepe me quitó de fumar!

Pero siendo sinceros,
¿para qué tanto politiqueo?,
¿qué viene Rajoy y se va Zapatero?,
¿y a mí que más me da?,
si aquí siempre entra uno gracias a que el otro se va.
Y no es por ser pesimista,
pero no creo que el barbas tenga mucha prisa,
porque pa coger las riendas…
en fin, hija mía,
siempre es mejor esperar a que se seque la mierda.
¡Por eso le subía la temperatura, niña, si le hablabas de moción de censura!
¡Normal!
Si es que por mucho que nos digan,
diez votos les valen más,
que diez años de bienestar,
mientras que el de arriba se desgaste
¡a tirar palante!
ya se cansará.
¿Y qué le vamos a hacer?, ¿es que no lo sabías?
si aquí en este país, hija mía
los presidentes siempre ascienden
gracias al suicidio del titular,
¡mira a Felipe con los Gal!
¡mira a Aznar
con la guerra de Iraq!
eso sí, te reconozco que este presidente,
por lo menos, va con la verdad de frente
¡que hay que cagarla con dignidad!


Y bueno, de todo lo demás,
¿para que hablar
pudiendo callar y pensar?
Mmmm…no sé, le pediré a mí casero que tenga piedad,
que ese está como yo,
y ya es raro
estar en el paro
y no tener corazón, ¿no?

Mira, que se me olvidaba,
¿y lo que me dijiste de limpiarle la casa
A doña Encarna un par de horas a la semana?,
¿poco dinero?, no pasa nada,
ya me lo figuraba,
si es por coincidir con ella,
hacerle la pelota como a una plebeya.

“¡Pero qué anillo más divino!
¡qué trono más hermoso!
¡qué casa más cuidada!
¡y qué niña tan requeteguapa!”

Y entre una y otra le pido que le busque algo a mi Juanma,
lo tengo to pensao
un par de semanas,
y el niño está colocao.

En fin, hija mía, así se gana una la vida,
suplicando y sacando brillo a las estanterías.
¡¿Has visto lo mal que está la cosa en Libia?!
Hija mía, de verdad, ¡cuánto cuesta ganarse la libertad!
y también te digo que los de mahoma tienen mucha cara
¡mira lo que le hacen a las mujeres musulmanas!
¡y seguro que hasta viene en el Corán, niña!
aunque peores cosas dice la Biblia...
Pero a lo que iba, ¿¡te enteraste de lo de la revolución tunecina?!
después de tantos años
las cosas van cambiando, nada perdura,
se les acabó el chollo a las dictaduras.
De verdad, hija mía… a ver cuánto dura….

Y lo que de te decía,
que hay mucha intolerancia,
las cosas como son,
y desde hace ya bastante,
que ya era raro poder ser español
sin que te gustara el jamón,
ni el fútbol, ni los calamares,
ni ver en la sobremesa a karmele marchante,
de verdad, cada vez veo a esa mujer
me dan ganas de ponerme a leer,
¿y a la belén Esteban?
con esa ya, de memorizar la enciclopedia,
si es que no puede ser, que estamos amuermaos,
tanto gran hermano nos ha condenao,
será algo natural de la raza humana
lo de tumbarse en el sofá y no hacer nada
¡¿pero qué esperanza nos va a quedar!?
si una imagen vale más que diez millones de palabras...

Hija mía... de verdad...
¡qué mal están los tiempos!
nos adelantan las jubilaciones
nos bajan los precios,
nos llenan de humo
y a los funcionarios les suben los sueldos,
¡hija mía qué suplicio!
¡¿y lo del íbex 35?!
que no se yo que será,
pero que quieres que te diga, niña,
a mí me suena muy mal.


Víctor Castilla. (Abril 2011)