martes, 28 de agosto de 2012

Cigarrillos de esperanza

Ser fumador ocasional no sólo es una insalubre, incorrecta e irresponsable vía de escape de muchos problemas y frustraciones, -en los que no voy a entrar-, sino que, muy de vez en cuando, te permite además vivir muchas de las experiencias vitales necesarias para una sana aceptación de los horrores de la vida. Y es que, cuando una rancia y mal entendida madurez emocional e intelectual nos lleva a ese punto en el que comprendemos que este mundo es un lugar frío y egoísta, poblado por personas que das bastante asco, pedirle tabaco a un desconocido y que te responda: <> es algo que te llena de esa esperanza que tanto nutre nuestra actitud ante la vida. Los cigarros duran muy poco, hay que aprovechar cada calada sin dejar escapar el humo, porque sino, no nos llega, y sin absorberlo de golpe, porque nos destruye. Los cigarros son criaturas frágiles que nos cuesta sostener entre los dedos cuando nos hacen efecto y que se consumen si no los aprovechamos, son pedazos de oscuridad regalada contra todo pronóstico y raciocinio. El mundo puede ser un lugar maravilloso, pero no fuméis, por favor.